Debemos clarificar las funciones y obligaciones de nuestras instituciones. Permanecer como hasta ahora con las puertas abiertas entendiendo el concepto de interinstitucionalidad.
Que el privilegio dado por la delegación del estado de funciones tan importantes como el control de la matrícula y el respeto ético-profesional no nos haga sentir dueños del egresado.
Que la lamentable división en la federación, que espero transitoria, sea simplemente un acontecimiento parcial de la historia.
Que la universidad cumpla también con estos requerimientos expuestos. Aperturas sinceras al diálogo. Entender que no es dueño absoluto del estudiante y que la educación nos compete responsablemente a todos los que tenemos que ver con la profesión veterinaria, reconociéndole su rol como centro del saber.
Los servicios oficiales que sigan cumpliendo con su rol normatizador y de contralor pero respondiendo no solo a necesidad impuestas del exterior sino también en beneficio de la salud pública de nuestra población. Que las normas a dictarse puedan ser consensuadas para una aplicación más efectiva. Que busquemos consenso para lograr un Sistema Sanitario Productivo y Participativo y no planes sanitarios como compartimentos estancos sin sostenimiento en el tiempo.
A los institutos de investigación requerirles que prosigan con su extraordinaria acción pero que también las investigaciones y los resultados de las mismas sean de aplicación práctica y respondiendo a necesidades de cada región.
A la industria elaboradora de insumos veterinarios reconocerles el progreso permanente demostrado en la producción en cantidad y calidad debe seguir respondiendo a las necesidades de aplicación para el sostenimiento de planes sanitarios en ejecución y mejoramiento de la sanidad y producción animal.
Entender que todos los servicios complementarios para la jerarquización y mejoramiento de la farmacia veterinaria son una ayuda imponderable para el mejor resultado de las acciones profesionales. Pero no olvidar que la farmacia veterinaria es un lugar de acción profesional y no una entidad comercial absoluta. El zooterápico implica una transferencia tecnológica, no es un bien de cambio. Que la receta es la certificación primaria e imprescindible de la acción profesional.
Por todo lo expuesto tengo el sueño de lograr ver una mesa de consenso entre todos los actores nombrados para una mejor y eficiente actividad veterinaria con respeto de los roles, cumpliendo así con la premisa fundamental de que ningún dirigente es dueño de su sector. Solamente somos responsables ante la comunidad para que reciba un servicio de excelencia.
Y un sueño que es casi un milagro, que el gobierno de turno ejecute políticas para que nos una el bien común.
La Veterinaria en una “ciencia” pero la profesión es un SENTIMIENTO.
Dr. Luis Perez