En este artículo se analizan tres de las enfermedades legisladas: brucelosis y tuberculosis, que son zoonóticas, y también la fiebre aftosa, una patología que causa grandes pérdidas económicas.
El búfalo es una especie productiva que ya cuenta en el país con importantes cantidades de cabezas afectadas a su producción. Si bien la mayor cantidad de los rodeos se encuentra en el nordeste argentino (en Corrientes y Formosa), datos recientes indican que la especie está presente en 19 de las 24 provincias argentinas.
Por su relevancia, en esta ocasión trataremos tres de las enfermedades legisladas: brucelosis y tuberculosis, las cuales son zoonóticas; y también la fiebre aftosa, una patología legislada que causa grandes pérdidas económicas.
De las enfermedades infecciosas a las que el búfalo es susceptible, algunas están legisladas por las autoridades sanitarias tanto de Argentina como de otros países, debido a que representan pérdidas productivas y riesgos para la salud humana, considerando que el hombre es el destinatario final de todo animal de producción y es, además, quien está en contacto permanente con ellos mientras desarrollan su ciclo.
¿Qué pasa con la brucelosis y tuberculosis en búfalos?
En Argentina el búfalo está incluido en diversas reglamentaciones que regulan la brucelosis, desde el año 2006 al presente. Es así que el búfalo se vacuna, de manera obligatoria y con la vacuna C19, a las hembras entre los 3 y 8 meses de vida y obligatoriamente debe ser incluido en los muestreos para control serológico a partir de los 18 meses para las hembras y de los 6 meses de vida para los machos.
Los diagnósticos serológicos que están reglamentados para bovinos, lo están también para bubalinos y esto presenta un desafío, que es el de ajustar los puntos de corte. Es decir, la “medida” que establece qué animal es considerado positivo y cuál negativo a brucelosis, en función de que a pesar de que convive y es susceptible a muchas enfermedades de los bovinos, se trata de especies distintas, con particularidades diferentes.
Por otra parte, la tuberculosis, que en nuestro país se determina mediante la intradermorreacción (tuberculinización), es una enfermedad que, de momento, está legislada solamente para bovinos y no para bubalinos.
Aún está pendiente una estandarización de criterios de interpretación de los resultados de la prueba en esta especie. Por todo ello, el Servicio de Sanidad Animal dependiente de la cátedra de Enfermedades Infecciosas lleva adelante desde el año 2004 diferentes actividades de investigación con respecto de las enfermedades de los búfalos.
En lo referente a brucelosis, se trabajó con técnicas de diagnóstico serológico reglamentadas por Senasa, evaluando su comportamiento en la especie bubalina.
El búfalo es susceptible de contraer fiebre aftosa, al igual que otras especies domésticas y silvestres, y está también incluido en la reglamentación y las disposiciones vigentes. Se encontró que, si bien todas las técnicas fueron satisfactorias para detectar anticuerpos en animales infectados, es necesario ajustar los puntos de corte en todos los casos, para poder ser usadas en esta especie.
Por todo esto, se está analizando junto con la entidad de legislación sanitaria las disposiciones al respecto. Por otra parte, trabajos realizados mediante PCR para identificar ADN de cepas de Brucella actuantes determinaron la presencia de las mismas cepas que afectan a los bovinos del país, y de una cepa denominada B.abortus bv5 que fue descrita por primera vez en la especie bubalina y en el continente americano.
En el caso de la tuberculosis, se realizó la intradermoreacción y el seguimiento a frigorífico de los animales diagnosticados de esta manera y de momento se pudo determinar que los animales infectados reaccionan a la tuberculinización y presentan lesiones al momento de la inspección en faena, las cuales fueron confirmadas como positivas a la presencia de Mycobacterium bovis a través de cultivo y PCR realizados en la cátedra de Enfermedades infecciosas de la FCV-UBA y se llegó a la determinación, también mediante PCR, de espoligotipo en el Laboratorio IABIMO INTA-CONICET, en INTA Castelar.
Se encontró que las cepas de Mycobacterium aisladas en bubalinos se corresponden con hallazgos en bovinos tanto de la Argentina como de Brasil, lugar frecuente de origen de los primeros rodeos bubalinos del país.
De esta forma se puede destacar que estas enfermedades zoonóticas de interés para la salud humana y animal están presentes en los rodeos de búfalos de Argentina, hay evidencias de la presencia de cepas que indican que son compartidas entre búfalos y bovinos y los métodos de diagnóstico que ya se utilizan en esta especie serían de utilidad para controlarlas en bubalinos.
Es importante continuar generando investigación e información precisa para la toma de decisiones.
El turno de la fiebre aftosa
La Argentina se encuentra categorizada como “libre con vacunación” de fiebre aftosa para los organismos sanitarios. Desde hace décadas se realiza el control de esta enfermedad mediante la aplicación sistemática de vacunas, en todos los bovinos del país mayores a 30 días, en un esquema de dos campañas de vacunación anuales.
El búfalo es susceptible de contraer esta enfermedad, al igual que otras especies domésticas y silvestres, y está también incluido en la reglamentación y las disposiciones anteriormente citadas. Se realiza en el país un esquema de vigilancia epidemiológica por parte de Senasa, para mantener el estatus alcanzado.
Es importante destacar los esfuerzos realizados por productores, veterinarios privados y oficiales, organismos dedicados a la investigación y entes sanitarios para conseguir una producción bubalina sustentable y sanitariamente apta e inocua en los rodeos bubalinos de Argentina.
Fuente: Artículo escrito para el periódico MOTIVAR por las Dras. Diana Martínez y Fabiana Cipolini Galarza – Docentes e investigadoras – Grupo Sanidad Animal – FCV-UNNE.