El presidente saliente de la FeVA, Héctor Otermin, comparte sus reflexiones y balances luego de dos mandatos consecutivos al frente de la entidad.
Una gestión llega a su fin y con ella un balance que los distintos sectores de la profesión evaluarán. Más allá de ello, se debe rescatar que para llevar adelante una institución en defensa de nuestra querida profesión es fundamental la dedicación, participación, comunicación y buenas relaciones interinstitucionales.
Para ello, la institución entendió que era fundamental fortalecer todo el andarivel comunicacional, ya sea a través de correos electrónicos, página web, redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, YouTube).
En primera instancia se generó un video institucional que expresara el espíritu de FeVA y fuera una carta de presentación de la institución. Pero esto fue solo un inicio que se complementó llamando a una compulsa para tener un aporte profesional del área. De la misma se optó por la propuesta de Asociación de Ideas, la cual ha sido primordial para un óptimo desarrollo del área.
Se establecieron acuerdos con las Facultades de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Pampa y de la Universidad Nacional del Nordeste, que nos permitieron dar valor académico a los cursos a distancia. También se realizaron acuerdos con AVEACA, SOMEVE, Intermédica, Vet Comunicaciones, laboratorios Tecnovax y CDV, y nos integramos a la Confederación General de Profesionales (CGP).
Más allá de estos acuerdos, las relaciones con FECOVET, con organismos nacionales como el SENASA y el Ministerio de Salud, e internacionales como PANVET, el Comité Veterinario Permanente del Cono Sur (CVP) y la Comisión Sudamericana de Fiebre Aftosa (COSALFA) ha completado un abanico de interacciones público-privadas que nos llevó a tener una respetada posición y mayor reconocimiento en los medios profesionales.
Esto nos permite reflexionar sobre una dirección que todos debemos tener presente a la hora de querer engrandecer una profesión. Ello se logra con participación, acuerdos conjuntos a través de fuertes relaciones interinstitucionales, propuestas concretas en los lugares de participación, ello nos hará crecer institucional y profesionalmente. Por este motivo siempre es necesario dar opiniones, plantear situaciones que se dan a diario.
Es importante tener una silla/lugar y hay que ocuparla, de no ser así, otra persona y/o institución la ocupará y opinará proponiendo por nosotros, lo que nos dejará sin tener la oportunidad de hacerlo y nos llevará al estancamiento, a la imposibilidad de crecer, nos empobreceremos tanto en lo personal como en lo profesional e institucionalmente. Por esta razón, la participación debe ser desde abajo, primero como colegas con nuestras instituciones y éstas con FeVA, que es el canal natural para volcar nuestras inquietudes.
Una segunda reflexión está ligada a la participación de los profesionales en las instituciones que nos nuclean. Veo con pesar que cada vez existe menos interés en hacerlo. Me pregunto, ¿no sabemos transmitir que todos somos parte de ellas?
Además de otorgar una matrícula para poder ejercer las actividades profesionales, los colegios y consejos nos dan un espacio para volcar inquietudes, defender nuestras actividades reservadas al título, interrelacionarnos con otras instituciones oficiales y/o privadas, generar acciones hacia nuestra profesión y a la sociedad, que como sabemos, es el fin último de nuestra actividad. Y, por sobre todas las cosas, bregar por el engrandecimiento de la profesión. Quizás, otra razón que explique esta realidad se encuentre en la Universidad, en donde si bien se está generando un cambio, no existe un espacio suficiente para concientizar a los futuros profesionales en el desempeño institucional de nuestra vida profesional.
Otra pregunta que debemos hacernos es ¿en qué estamos fallado? Se están acrecentando las críticas y hechos de violencia tanto en redes sociales como de violencia física. Podemos pensar que estamos ante una sociedad crispada que reacciona irracionalmente ante cualquier hecho que no la conforma, sin hacer una evaluación de la situación.
También podemos, por otro lado, preguntarnos si los profesionales Médicos Veterinarios estamos dando ejemplos de profesionalismo y actuando en consonancia con las exigencias de la sociedad. Entiendo que debemos hacernos una evaluación interna, en cada uno de nuestros actos, y no dejar espacios para que la sociedad ponga en dudas nuestro proceder sino, por el contrario, jerarquizar esta profesión tan noble y amplia en cada uno de los lugares donde nos toque ejercerla.
Hoy nuestra profesión ha avanzado y ha evolucionado, todos debemos acompañar estos cambios y no quedarnos atados a viejas épocas donde las posibilidades de actualización, de equiparnos, capacidades diagnósticas, capacitación, comunicación no eran ajenas en nuestra profesión a la realidad de esos momentos. Afortunadamente muchas áreas han tenido un desarrollo superlativo, por dar algunos ejemplos, el área de pequeños animales ha tenido un cambio radical con profesionalismo, el área diagnóstico con redes de laboratorios con profesionales totalmente especializados, son dignos de mencionar, pero aún podemos mejorar.
Ese profesionalismo debe trasladarse a todas las áreas de nuestra profesión, todavía tenemos falencias como es la prescripción usando una receta que indique drogas a utilizar y tratamiento adecuado. Debemos afianzar y fortalecer la prescripción médica, es un paso que garantiza que los distintos zooterápicos sean administrados con la dosis adecuada en el momento adecuado y para el problema indicado.
Los veterinarios somos esenciales para la sociedad. Muchos con su accionar lo han revelado y se han destacado haciendo historia con grandes descubrimientos médicos, como son las Brucellas, Salmonellas, virus filtrables, desarrollo de las vacunas, la prueba de Tuberculina y se pueden enumeran más.
También hubo veterinarios que revolucionaron el mundo con sus inventos, como el Dr. Dunlop, quien cubrió las ruedas de madera de un carro con caucho para poder trasladarse mejor a ver sus pacientes y creó así el primer neumático. Otros han obtenido premios Nobel como el Dr. Peter C. Doherty, veterinario australiano que en 1996 ganó, junto a un investigador suizo, el Premio Nobel en Fisiología y Medicina por haber descubierto el papel de los linfocitos T.
Más recientemente, el Dr. Jorge Blando, graduado en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Pampa e integrante del equipo que lidera el inmunólogo James Allison, del Hospital Anderson de Estados Unidos, recibió el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos en la terapia contra el cáncer.
Todos estos profesionales destacados recibieron la misma formación inicial. Esto nos demuestra que tenemos las herramientas para jerarquizar nuestra profesión y dejar bien sentado el prestigio, el rol y el lugar que ocupamos y fijarlo en las mentes de las personas que integran nuestra sociedad.
Recordemos: somos médicos, somos médicos veterinarios.
Héctor Otermin
Presidente (2015-2021)
Federación Veterinaria Argentina.